
Recientemente me convertí en miembro de una comunidad de Facebook llamada Se abre en una nueva ventanaMamis Rueda, que está destinado a mujeres usuarias de sillas de ruedas que son mamás, futuras mamás (como yo) o incluso aspirantes a ser mamás. Es una comunidad cerrada donde las integrantes pueden hacer preguntas, desahogarse, presumir, obtener apoyo o cualquier otra cosa que uno pueda necesitar y/o desear de una comunidad de mujeres en situaciones similares. Es un grupo divertido y me alegra ser miembro.
Recientemente hubo un hilo de miembros que publicaban selfies y la moderadora, Ashley Roberts, notó que muchas mujeres solo publicaban sus rostros y no incluían sus sillas de ruedas. Ella planteó la pregunta de si las damas se avergonzaban de sus sillas de ruedas. (Sé que es una comunidad cerrada y que se supone que las cosas deben mantenerse en privado, así que espero que me perdonen por compartir esto). Las respuestas fueron variadas. Algunas mujeres no tenían miedo y adoptaron sus vidas sobre ruedas; no se avergonzaban de tener sus sillas de ruedas en sus fotos. Algunas de sus respuestas fueron divertidas, diciendo cosas como que necesitaban un selfie stick para obtener más en el marco.
Pero algunas mujeres dijeron que no les gustaba su silla de ruedas que se muestra en sus fotos. Era una mezcla de no querer recordarlo, no querer verlo, no querer aceptarlo. La discusión se convirtió entonces en apoyo moral para todos. (¡Lo juro, si eres una mujer en silla de ruedas, únete a este grupo porque el apoyo que recibirás de todos es muy positivo y edificante!)
Fue impactante ver cómo diferentes personas reaccionan ante una situación similar. Usar una silla de ruedas nunca fue algo de lo que me avergonzara o me avergonzara. No incluirlo en las imágenes nunca fue un pensamiento en mi cabeza, así que escuchar cómo se sintieron algunas de estas mujeres fue revelador.
Lo curioso es que, aunque no me importa la silla de ruedas, ODIA tener mi bastón en las fotos. Antes de la silla de ruedas, tenía que caminar con un bastón, y esa era mi vergüenza. Hubiera preferido caerme mientras posaba sin mi bastón que tenerlo en una foto. ¿Estúpido? Sí. ¿Vano? Muy. Pero en ese momento, cuando me miré en una foto, el bastón fue todo lo que vi. La falta de habilidades motoras finas y la incapacidad de estar de pie sin tropezar me llamaron la atención. Así era como me definía y lo odiaba. ¡Y ahora daría cualquier cosa por poder seguir caminando solo con un bastón!
El punto es este: ámate a ti mismo. No importa si mides 6 pies de altura o si estás en silla de ruedas. No importa si camina normalmente o tiene una gran cojera. Simplemente acepte quién es usted y pavonearse de cualquier manera que pueda. Deja que tu actitud y autoaceptación brillen desde adentro. Realmente espero que este pueda ser tu regalo para ti mismo este nuevo año: Ámate a ti mismo. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo y que es un cliché, pero no lo hace menos cierto.
Y para que conste, en este tema en particular, caí en la categoría de fotografía de cuerpo completo/silla de ruedas. Qué puedo decir, estaba usando un buen atuendo ese día.
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