Hace poco asistí a una fiesta en silla de ruedas que incluía un concierto de saxofón. El saxofonista tocaba una canción rápida y emocionante, pero bajaba el ritmo cada vez que había una pausa entre las letras. Al público le encantó y aplaudió con fuerza cuando terminó.
El concierto de saxofón se tocó en la fiesta de la silla de ruedas.
El saxofonista tocó una canción rápida y emocionante, pero bajó el ritmo cada vez que había una pausa entre las letras. Al público le encantó y aplaudió con fuerza cuando terminó.
El saxofonista estaba tocando una canción rápida y emocionante, pero ralentizaba el tempo cada vez que había una pausa entre las letras.
Lo hacía para asegurarse de que podía oír la letra de cada verso. También quería asegurarse de que su público también pudiera entenderle. El saxofonista iba en silla de ruedas, así que le resultó más fácil hacerlo que si no la llevara.
El público estaba contento, sorprendido e impresionado por el concierto de saxofón. Aplaudieron con fuerza cuando terminó.
El saxofonista sorprendió al público con su asombrosa habilidad y talento para tocar música con una silla de ruedas.
Los saxofones son instrumentos divertidos de escuchar, pero difíciles de tocar en una silla de ruedas.
En la fiesta en silla de ruedas se tocó un concierto de saxofón.
El concierto de saxofón fue un gran éxito y todo el mundo se lo pasó muy bien. El público aplaudió con fuerza cuando terminó, ¡pero el saxofonista aún no había acabado! Preguntó si alguien más quería tocar un instrumento, y fue entonces cuando un amigo mío cogió su guitarra y empezó a rasguear algunos acordes. Fue genial, porque pudimos escuchar canciones nuevas de los dos géneros a la vez.
Nuestra opción de silla de ruedas: